Paradojicamente inexacto...
Caminado por el centro me puse a pensar, no era un tipo que pensara mucho, en realidad, siempre estuve alejado de todo aquello que me hiciera pensar en exceso, por ejemplo leer, o la matemática, pensaba, para qué hacer cálculos mentales si puedo usar calculadora. Volviendo a lo de pensar, vi tanta gente pasar por mi lado, como si yo no estuviera, apurados, atropelladores… será porque uno es joven y estudiante que se hacen mala imagen de quien soy… todo esto me dio a reflexionar… si anduviera de terno y corbata… ¿Pasaría así de atropelladores? ¿Sería diferente el trato? Creo que si, pero sería parte de un sistema, de uno que quizás en mi vida querría entrar, el sistema de los ejecutivos, aquellos que todos admiran por andar de terno y corbata sin siquiera ser exitosos, porque la corbata no habla y no lleva el triunfo profesional pintado de estrella…
El arte, eso es lo que a mi me gusta, así que desde ahora me olvido del terno y la corbata, si es que me llego a casar… creo que también la evitaría.
Mi madre hace mucho tiempo padecía de Cáncer, pero no me imaginaba que este sería el día de despedirla… eso me atormentaba.
En ese momento, salí, tome mi moto y me dirigí donde mi madre. Ella estaba ahí, en una cama recostada, con los ojos casi completamente cerrados, se quejaba de dolor y apenas podía sujetar con sus manos un vaso con agua que tenía a su lado. Me vio entrar y me dijo, “Hijo, siéntate a mi lado” Y me tomó la mano fuertemente, comenzó a dar quizás sus esbozos de una despedida que tras años de sufrimiento no imaginé que llegara el momento. Ella dijo “Desde pequeñito que eres destartalado, siempre has sido un desastre para vestirte, pero eso ahora no importa, no es el momento de exigirte, no lo he hecho en 23 años, no le lo pediré ahora, aunque a veces te imaginaba vestido como un ejecutivo, como tu padre y no como un bohemio. Mi niño, creo que estas son la últimas palabras que emito y son para ti, sé tal cual tu eres y no trates de imitar, llega lejos, vuela lejos, hazme sentir orgullosa de ti, de que todos aquellos lápices de colores, acuarelas, y plumones en el colegio ayudaron a que te conviertas en quien hoy eres, yo te estaré siguiendo, mientras tu no me hayas olvidado” Lentamente soltó mi mano y se fue, así como las hojas caen de los árboles y se las lleva el viento, un viento sutil que no enfría, pero que marca un cambio.
Volví al centro, vi a la gente, la sentía distinta, sentía que estaba sufriendo lo mismo que yo, que me entendían y que yo era uno más de los que atropellaba al pasar…
1 Comments:
Kia Ora (Hello) from a krazy blogger down under in New Zealand. Do you have any photos ? I can't unerstand the language. I'll be back....
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