jueves, septiembre 23, 2010


La vida nos ofrece muchas alternativas para poder vivirla como la planeas, pero si todo tuviera ese “sabor perfecto” se perdería lo esencial… el tener la oportunidad de ganar experiencia. Dicen que ésta se da con los años, “A más edad, más sabiduría”. Hoy a mis 26 estrenados años, puedo decir, si la vida me lo permite, que me quedan muchos años para ganar sabiduría.

Siempre me cuestioné, ¿Quién será el encargado de atesorar los álbumes de fotos de mi tata cuando él se muera? Parte de una historia de la familia – y sus anécdotas- que sólo él podía narrar con detalles inéditos que contaba con mucha pasión al abrir cada álbum. (¿Habrán sido inventados?)

Era algo tradicional en él; el ir a su casa y que sacara los álbumes repletos con muchas fotos. Comenzaba a contar sus historias, algunas ya contadas y otras que se complementaban con nuevas fotos, que “sepa Moya” de donde se las… tomaba prestadas… creo que la Tía Nora fue víctima de varios “hurtos fotográficos”.

Los días se le iban apagando, y pese a todavía tener muchos álbumes y muchas fotos por ser mostradas y narradas, ya los ánimos no lo acompañaban. Descubrió el silencio, la soledad y la angustia interior que reflejaba en unos tristes y cansados ojos.

Creo que la última vez que lo vi, si mal no recuerdo el año pasado, no estaba muy comunicativo, tenía algunas lagunas en su memoria, tenía los ojos y su cuerpo cansado.

Su sonrisa, sus brillantes ojos azules y ese cariño y alegría se habían apagado.

Se deterioraba silenciosa y dolorosamente, pero luchaba y tras él, sus hijos también lo hacían… A sus 93 años (Probablemente más…) Se alejó del dolor, del sufrimiento, de la angustia y la soledad para trascender a la vida eterna junto a mi abuelita y a los viejitos amigos que se fueron yendo en el camino, los del póker que fueron vaciando la mesa dominical donde por años compartió.

Hoy tu viejita te vino a buscar para que volvieras a ser feliz, recobrar tus fuerzas y descansar. Probablemente las fotos que puedas sacar en el lugar que estás ahora, tendrás nuevas historias que contar que de seguro quiero escuchar cuando nos volvamos a encontrar.

Te adoro viejito “Peuco”